Los psicólogos educativos advierten a los padres de familia que una buena nutrición alimentaria y de buenas relaciones familiares se desarrollan al compartir la mesa y los alimentos.
EL SALVADOR.- Los niños y niñas aprenden a relacionarse con la comida a través de las costumbres alimentarias que observan en el hogar Igual que imitan de sus progenitores: gestos, opiniones y comportamientos; aprenden de ellos las pautas de alimentación (hábitos, preferencias, costumbres, etc.). Por ello, es importante tomar conciencia como familia de cuáles son nuestros hábitos de alimentación y procurar mejorarlos si es necesario.
La vida laboral actual impone muchas limitaciones. Una de ellas, es la dificultad para coincidir en casa a las horas de comer todos los miembros de la familia. A pesar de ello, debemos intentar comer juntos a menudo, al menos una vez al día.
Si desde edades tempranas, los niños y niñas observan que en su casa hay menús variados y son estimulados a experimentar alimentos de diferentes sabores, texturas y colores, es probable que disfruten más de la comida y que, cuando crezcan, sean capaces de cuidar de su propia alimentación.
Las comidas en familia son oportunidades para aprender y relacionarse. Para que sea más fácil, conviene tener en cuenta: a) disponer de tiempo suficiente para comer sentados y charlar. Esto permite disfrutar de la comida, paladearla y masticarla bien; b) la conversación debe ser agradable, aprovechando para comentar los sucesos del día, las experiencias de cada cual, los proyectos para el fin de semana.
Al disfrutar de los alimentos también es importante olvidarse de la televisión y el teléfono pues interrumpen o anulan la conversación familiar. Las noticias se emiten varias veces al día, pero coincidir todos en la mesa ocurre normalmente sólo una vez.