Por Ernesto Sanabria / Secretario de Prensa de la Presidencia
EL SALVADOR.- Desde hace varios lustros, muchos países de América Latina han tambaleado en la búsqueda de la consolidación de la democracia. Un camino tortuoso plagado de conceptos antojadizos que provienen de la óptica ideológica con la que se comulga, o de lo que se les ocurre a los organismos internacionales y ongs que no tienen otra cosa más que luchar por imponer sus pensamientos.
A todo este barullo, en el que ha sido complejo encontrar la estabilidad económica, política y social, se suma la creciente inseguridad que ha puesto en jaque a los gobiernos, y que, en la mayoría de los casos, no encuentran forma de contenerla. Es que no logran quebrar el molde de las «grandes ideas» que proponen los institutos que viven entrometiéndose en la cosa pública de los países, pero que no resuelven nada.
Ese es el gran reto de las naciones latinas para este 2025. Romper.
La historia nos ha demostrado que el afán de estas ongs es aprovecharse del dinero que despilfarran países y personajes que creen estar apoyando «la defensa de los derechos humanos o los estados democráticos» en el mundo. Han encontrado un «modus vivendi» que no están dispuestos a perder y que han demostrado que son capaces de todo para sostenerlo.
El caso salvadoreño no solo ha dejado en evidencia la perversidad con la que han actuado ongs internacionales y nacionales, sino también que, en su ambición y locura, han develado su verdadero rostro: son protectoras de criminales, de sus derechos, por encima de los de todo un pueblo.
Los informes que presentan a sus padrinos son elaborados con datos falsos que proveen sus pares, los parásitos locales, y notas del periodismo activista. Más de seis millones de salvadoreños dan fe de esto.
El presidente Nayib Bukele siempre tuvo conocimiento de lo que impedía a El Salvador avanzar. Sabía de las presiones internacionales para mantener la «democracia maldita» que tanta sangre le ha costado a los salvadoreños.
La sangre de más de 200,000 inocentes grita desde los camposantos. Son los que sufrieron las consecuencias del conflicto armado de la derecha y la guerrilla, y del control asesino de las maras y pandillas aliadas de esas mismas ideologías.
Sí, Nayib quebró el molde que establecen organismos y ongs internacionales. Rompió el bipartidismo asesino y corrupto. Limpió las instituciones del Estado. Quitó el velo del periodismo activista de panfletos y digitales financiados por Soros. Enfrentó con valentía a los grupos criminales y recuperó el control territorial.
No solo se trata de copiar el modelo. Se trata de colocar verdaderos líderes, con conocimiento, visionarios, valientes, con ideas frescas, con la capacidad de aplicar medidas realistas de corto, mediano y largo plazo. Pero, sobre todo, guiados por Dios y movidos por amor a su pueblo.
Sun Tzu señala que el camino conocido puede orientar al éxito. El conocimiento del camino determina el liderazgo. El camino está trazado, a la vista del mundo.
¿Y ahora qué?
Este 2024, que estamos por finalizar, nos deja un crecimiento económico de alrededor del 3%, mejor recaudación fiscal, empresas internacionales realizando inversiones millonarias históricas, consolidación de la seguridad jurídica, poderes del Estado trabajando para el pueblo, decomisos históricos de droga que significan sendas victorias en contra del narcotráfico, menos migración, más compatriotas regresando a su país, turismo de escala mundial.
¡Diciembre: cero homicidios hasta el 28! Sí, créalo, cero homicidios, aunque les duela a los del 3 %, al mercader plumífero que na-vega con flauta de religioso, a los activistas carniceros con pluma, a los «pedigüeños oportunistas» de las ongs que se hacen llamar «expertos», a los areneros y efemelenistas, y a todos aquellos que llevan seis años esperando un fracaso de Nayib.
¿Qué le espera a El Salvador a partir de 2025? Presagio: todo lo mejor en economía, desarrollo social y seguridad, una sociedad con más educación vial. Las bases están sólidas y el despegue ha iniciado.
Dios bendiga a nuestra nación.
¡Feliz año nuevo a todo El Salvador!