El tribunal de Nueva York falló a favor de Chase Robinson, que también acusó al icónico actor y a Canal Productions de abusos.
ESTADOS UNIDOS.- Tras dos semanas de juicio, su productora Canal Productions está sufriendo serias consecuencias legales después de que un jurado de Nueva York declaró culpable a la compañía de discriminación de género y represalias.
Aunque el veredicto exime personalmente a De Niro, la empresa deberá pagar más de 1,2 millones de dólares a su exasistente personal, Graham Chase Robinson.
El fallo final presentado por el jurado estableció que el ganador del Óscar, pese a ser el dueño de la compañía, no era responsable directamente de los abusos. Sin embargo, decidió que Canal Productions debía abonar dos sumas de 632.142 dólares en favor de Robinson, quien sirvió como asistente personal de De Niro de 2009 a 2019, año en que su renuncia provocó una demanda de 6 millones de dólares en contra de ella por parte de la empresa.
Robinson, de 41 años, señaló que De Niro y su novia, Tiffany Chen, conspiraron en su contra y convirtieron el trabajo en una experiencia digna de una pesadilla. Aunque la pareja argumentó que Robinson representó un “problema” debido a sus ambiciones de ir más allá en Canal Productions, el jurado ha fallado a favor de la exasistente.
Por su parte, De Niro aseguró que, a petición de la misma Robinson, incrementó su salario de menos de 100.000 dólares anuales a 300.000 dólares y le asignó el cargo de vicepresidenta de Producción y Finanzas, a pesar de que, según él, sus responsabilidades se mantuvieron prácticamente intactas.
Sin embargo, las tensiones surgieron tras la renuncia de Robinson. El actor también puntualizó que su exasistente le había robado cerca de 85.000 dólares en millas aéreas, además de vulnerar la confianza y las reglas no escritas de la compañía.
Robinson alegó discriminación de género, argumentando que De Niro y Canal Productions habían violado la Ley de Derechos Humanos de la ciudad de Nueva York, pues el actor le dirigió comentarios sexistas, le asignó “tareas estereotípicamente femeninas que eran incompatibles con su puesto de trabajo” y le pagó menos que a su empleado masculino Dan Harvey, quien es su entrenador personal.