A pesar de las mayores protestas en 75 años de historia de Israel, la polémica reforma judicial avanza tras su aprobación, generando un clima de tensión y descontento en el país.
ISRAEL.- El día de ayer, los legisladores de israelíes aprobaron el polémico plan del primer ministro Benjamin Netanyahu para restringir la influencia de la Corte Suprema, desafiando un amplio grupo de movimientos de oposición que provocaron protestas masivas en todo el país.
Este plan limita la capacidad del máximo tribunal para anular las decisiones gubernamentales y forma parte de una modificación altamente divisiva del poder judicial, generando la crisis nacional más profunda desde la fundación de Israel hace 75 años.
Esta decisión impactante afecta tanto a Netanyahu como a Israel, sumiendo al país en protestas masivas repetidas desde enero. El avance del plan podría afectar la economía israelí, tensar las relaciones con el gobierno de Joe Biden y llevar a miles de reservistas militares a negarse a unirse al servicio, un elemento clave de las fuerzas armadas de Israel.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, ha advertido sobre la posibilidad de una guerra civil debido a esta división. Netanyahu se encuentra en una situación complicada al tener que estabilizar a su coalición, que incluye partidos de ultraderecha y ultraortodoxos con sus propios intereses para limitar los poderes de la Corte Suprema, mientras intenta calmar la furia de los ciudadanos más liberales que se oponen a otorgarle al gobierno un mayor control sobre el poder judicial.