Por Nelson Flores.
Especialista en Administración Pública, graduado de la Universidad de Nuevo México, EEUU. Consultor de Cooperación Internacional.
Cuando se habla del cielo nos viene a la mente un lugar paradisíaco, perfecto, lleno de paz y armonía dónde reina el amor en todas las creaturas que moran allá, y claro que lo es, es el lugar del trono del Altísimo y de nuestro amado Señor Jesucristo. Desde ahí gobiernan todos los mundos y universos creados, todas las cosas visibles e invisibles sujetando todas las cosas a su eterna voluntad.
En el principio de los tiempos, millones de años antes que se creara el hombre en esta tierra, este bello planeta ya existía, en Génesis 1:1 dice «en el principio Dios creo los cielos y la tierra», significa en el comienzo de todo. La Biblia no nos dice cuando se creó el universo, según los científicos el universo tiene miles de millones de años, y Génesis 1:1, no contradice la opinión científica, sin embargo, en ese mundo paradisíaco ocurrió una de las batallas más grandes y poderosas que jamás haya visto el ojo humano, y cómo pudo suceder esto?
Sabemos bien que, en la tierra sin importar la religión, nacionalidad, poder político, ciencia, economía etc. Siempre hay una especie de batalla que ocurre en nuestro planeta, entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas, la vida y la muerte. Debemos saber que además de este mundo físico tridimensional existe otro mundo espiritual que no podemos ver, dónde se realizó uno de los conflictos cósmicos tan trascendental que afectó toda la creación y para comprender el origen del mal, debemos conocer y saber que hubo una guerra en los cielos, siendo uno de los misterios más grandes de todos los tiempos que pocos se atreven a revelar y que tal acontecimiento está registrado en el libro más antiguo y sagrado que se haya escrito : «la Biblia.»
En el principio los seres angelicales al servicio de Dios gozaban de una dicha perfecta bajo el mandato justo y misericordioso de nuestro Creador. Dios creo los Querubines, Serafines , Ángeles y Arcángeles, amaban obedecer la voluntad de Dios, poderosas e inteligentes criaturas que colmaban todo la creación, sin embargo Dios y su hijo amado Jesús quienes son uno en deidad y poder decidieron crear un ser angelical muy poderoso, el ser más poderoso de toda la creación por encima de los ángeles que comandara las huestes angelicales y protegiera todo lo creado , este querubín poderoso se llamó Lucifer, que significa:» portador de luz», era el más espléndido ser, dotado con poderes asombrosos era muy respetado entre todos los ángeles, gozando de gran autoridad, en el libro de Ezequiel 28:13 dice:» En Edén en el huerto de Dios estuviste, de toda piedra preciosa era tu vestidura, de cornerina, topacio, jaspe , crisolito, berilo y ónice, de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro, los primores de los tamboriles y flautas estuvieron preparados en el día de tu creación».
Este ser fue creado extraordinariamente hermos , lleno de poder y sabiduría , su forma era perfecta, una luz especial resplandecía sobre su rostro y brillaba a su alrededor con más fulgor. Ezequiel 28: 14 dice:» Tu querubín grande, protector, yo te puse a ti en el santo monte de Dios, allí estuviste en medio de las piedras de fuego te pasabas «
Cuando Lucifer se dio cuenta de la grandeza, poder, belleza y sabiduría que poseía fue apartando su amor hacia Dios y comenzó a enfocarse en el mismo, no se sabe cómo fue el tomando esa actitud egoísta, quizá los poderosos tentáculos del orgullo y auto admiración cautivaron su mente, gradualmente comenzó a codiciar el poder de Dios y su trono, estos gérmenes de envidia y ambición comenzaron a crecer en el procurando rebelarse contra las leyes sagradas de Dios. Esto pareciera un relato de ficción, pero es la misma palabra de Dios lo que lo sustenta, en Isaías 14: 13-14 dice:» tú qué decías en tu corazón, subiré al cielo en lo alto, junto a las estrellas de Dios levantare mi trono y en el monte del testimonio me sentaré a los lados del monte». Y en el verso 14 dice: «sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo.»
Desde el principio de la creación, Dios puso leyes y ordenanzas para el orden físico y espiritual y estás leyes son eternas. Un ejemplo son los diez mandamientos dónde se refleja las características del Dios de amor, reflejan su pureza, su autoridad, su poder, su honestidad y su fe, estos son los principios perfectos que han estado por toda la eternidad.
Lucifer en su ambición por tener el poder del reino de Dios, sabía que necesitaba apoyo y procuro persuadir y convencer a la mayoría de los ángeles haciendo uso del poder y la autoridad que le había sido dada, plantó de manera sigilosa la semilla del descontento con su razonamiento audaz logrando convencer a un tercio de las huestes angelicales que también querían ganar algo para sí mismos, logrando su nefasto propósito, esto significaba que Dios creó un querubín defectuoso, no, lo creó, con libertad de elección como a todos los ángeles con la posibilidad de que el amor de Dios puede ser rechazado debido al libre albedrío, sabemos bien que un amor genuino no puede prevenir de criaturas robóticas o reprogramadas, el amor no puede ser forzado, de la misma forma, un Dios de amor solo quiere amor verdadero de todas sus criaturas que tengan libertad de elección. La rebelión de Lucifer comprobaba que ellos tenían el poder de elección.
Algunos podrían pensar, ¿Por qué Dios no lo destruyó inmediatamente?
Su destrucción habría creado en todos los ángeles un sentimiento que motivara a servir a Dios sobre la base del miedo o represalias y no el amor, por lo cual Dios dejo que todo eso tomara su curso, esa era la forma de asegurar que el mal no se levantaría otra vez al ser llevado a su final fatal en el infierno eterno, dejando que el trigo y la cizaña crecieran juntos para después apartar el trigo y quemar la cizaña como lo indica la parábola del ‘trigo y la cizaña». El Señor sabía que ya no habría paz en el cielo y Lucifer y sus seguidores no estaban dispuestos a abandonarlo por propia voluntad y no quedó más opción que la guerra una guerra cósmica de grandes proporciones que ningún mortal haya visto jamás.
Esto pareciera una historieta de ciencia ficción, pero no lo es, todo está registrado en la palabra de Dios, en la Biblia la cual es veraz y permanece para siempre.
En apocalipsis 12:7 dice: «Después hubo una gran batalla en los cielos y Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón y luchaban el dragón y los ángeles, pero no prevalecieron, no se halló ya lugar para ellos en el Cielo».