Es urgente reformar el servicio exterior

Especialista en Administración Pública, graduado de la Universidad de Nuevo México, EEUU. Consultor de Cooperación Internacional

Por Nelson Flores, especialista en Administración Pública, graduado de la Universidad de Nuevo México, EE.UU. Consultor de cooperación internacional

La crisis en los nombramientos de cancillería, requiere una modernización urgente del servicio exterior. Cuando el Presidente Bukele llega al poder, propone refundar un país, una reconstrucción que requiere de la participación de todas las fuerzas productivas, sociales y académicas con el beneplácito y el apoyo de toda una población que ve con enorme satisfacción y expectativa el proyecto de país del Presidente. En este sentido  el servicio exterior  juega un papel muy importante especialmente en promover y vender al exterior una nueva imagen positiva y democrática de país, con funcionarios diplomáticos que ostenten las credenciales académicas y experiencia necesaria para generar un excelente lobby político y gestionar una nueva imagen del país que queremos y necesitamos los salvadoreños en el país receptor, sin embargo , estas iniciativas se han visto limitadas, ya que no se han querido cambiar las estructuras anquilosadas a políticas tradicionales poco funcionales para el mundo de hoy, conformándose a una política de Confort, como se ha estado haciendo en los últimos veinte años. Una evaluación de funcionarios, no arroja mayores datos, lo más importante es verificar la capacidad de logros que han tenido en los años de su gestión. La Canciller actual debería dejar como un buen legado una reforma al marco jurídico, los estatutos y procedimientos del servicio exterior , del trabajo consular y de todo el equipo diplomático acordé a la visión que el Presidente Bukele propone a corto, mediano y a largo plazo en la refundación de un nuevo país, quien ha tenido que salir al frente a defender nuestra nación de los ataques desmesurados y sin fundamento que han promovido en el exterior los partidos de oposición y organismos internacionales que desconocen la  nueva realidad de El Salvador. El papel de la Canciller y sus diplomáticos tuvo que haber sido  propiciar toda una campaña agresiva en el exterior a fin de limpiar la imagen de nuestro país del daño que han hecho los detractores del gobierno.

El Ministerio de Relaciones Exteriores, es el rector del servicio exterior y por ende, de diseñar los concursos y nombramientos cada vez que haya un cambio de gobierno, no hacer esos cambios de nuevos cónsules y embajadores más cuando hay una nueva ideología de gobierno, permite continuar realizando pruebas insulzas, sin contenido cuyo único propósito, es nombrar como ha sucedido en los últimos treinta años funcionarios sin conocimiento, sin preparación académica especializada, sin una visión de país, mucho menos del concierto internacional. Es necesario reformar y proponer un nuevo proyecto de ley que modernice y actualice los estatutos y los procedimientos del servicio exterior.

Hay una gran cantidad de profesionales especializados en ciencias políticas y cuya profesión de pregrado son las relaciones internacionales, que no han sido considerados cuando imploran colaborar en esta tarea que debe ser ejercida por personal especializado, como profesional graduado en relaciones internacionales con maestrías en ciencias políticas y derecho internacional.

La diplomacia en El Salvador de los últimos treinta años no funcionaba  como debería, no se ha reformado, y ha quedado completamente obsoleta para enfrentar los nuevos desafíos del servicio exterior, que demanda un mundo globalizado y de avances tecnológicos. Lo primero que se debe de revisar es una nueva reestructuración de la academia diplomática, reestructurar la curricula y formar acordé a las nuevas realidades , que juegue un papel renovado en el ecosistema de acción del servicio exterior, no se debe caer en una formación demasiado teórica, o temarios desactualizados, está academia diplomática debe estar a la altura de los grandes retos a los que se enfrenta la actividad diplomática en este mundo globalizado , que se ha convertido en una aldea global. No tiene sentido que los diplomáticos tengan que memorizar todos los elementos teóricos y jurídicos de la diplomacia si no tienen idea de la tecnología.

Alemania, Dinamarca e Italia, la formación de sus élites diplomáticas se basan en aspectos de tener una carrera profesional en las relaciones exteriores ,una excelente misión y organización del ecosistema de formación y una educación continua. El diplomático debe ser capaz de leer el mundo que le rodea y captar el significado de los acontecimientos, desde la política hasta, la economía, las prioridades estratégicas y las emergentes tendencias tecnológicas.

La interdisciplinariedad, la rapidez, profesionalidad, capacidad de comunicación y expresión en diferentes áreas son las bases que deben caracterizar el perfil de un agente diplomático especialmente en el ámbito de la política digital, necesitamos diplomáticos acordes a las exigencias del siglo XXI con más innovación y accesibilidad.