¿Conoces el origen del estereotipo de “solterona”?

El novelista francés Honoré de Balzac creó un "tipo" estigmatizador para las mujeres solteras de mediana edad: Su punto de partida fue el odio al celibato.

El novelista francés Honoré de Balzac creó un «tipo» estigmatizador para las mujeres solteras de mediana edad: Su punto de partida fue el odio al celibato.

ESTADOS UNIDOS.- Basta con oír la expresión “solterona” para evocar el antiguo estereotipo de una mujer de unos 40 años, soltera y sexualmente inactiva, que vive sola o con algunos gatos, bastante fea, a menudo un poco amargada.

Las teóricas feministas llevan décadas cuestionando y fustigando esta figura, cuya presencia en nuestro imaginario colectivo sirve sobre todo como amenaza para las mujeres que deciden no casarse o se niegan a ser madres.

Si nos fijamos en la historia de estas representaciones, es difícil no toparse con el novelista y dramaturgo francés Honoré de Balzac y su colosal “La comedia humana”, en la que los retratos de solteronas se entrecruzan y se asemejan hasta el punto de constituir un tipo social.

¿Por qué Balzac creó un “tipo” estigmatizador para las mujeres solteras de mediana edad?

Parece que el punto de partida fue su detestación del celibato, un estado que consideraba “improductivo” y “contrario a la sociedad”.

Él escribió en “El cura de Tours”:

“Permaneciendo niña, una criatura del sexo femenino no es más que un disparate: egoísta y fría, es aborrecible. Este juicio implacable es, por desgracia, demasiado justo para que las solteronas ignoren sus razones”.

En el prefacio de su novela “Pierrette”, llega a proponer el resurgimiento de una propuesta de ley que data de la Revolución Francesa, que pretendía imponer un impuesto adicional a los solteros.

Aunque niega ser “célibatofóbico”, no se puede evitar sentir la profunda aversión de Balzac hacia aquellos que muestran incapacidad para formar una familia, y especialmente para engendrar hijos.

Pero fue él quien dio a la figura de la solterona sus cartas de nobleza –por así decirlo– a través de una serie de retratos que nos muestran diversas variaciones de personajes ligados al estereotipo de la mujer soltera.

En su obra “La solterona” se burla con desenfado de la ingenuidad de una mujer tan poco instruida en los caminos del amor que no llega a casarse.

En “La prima Bette”, describe las manipulaciones de una solterona dispuesta a todo para arruinar a su propia familia, utilizando sin ambages la estética de la bruja.

Por último, en “El cura de Tours” y “Pierrette”, pinta un doble retrato casi idéntico de dos solteronas amargadas, avaras y feas que llevan a la ruina a quienes las rodean.

Y si Balzac detesta el celibato, también detesta la idea del matrimonio forzado o infeliz, cuyos efectos desastrosos sobre la salud y el psiquismo de las mujeres denuncia en su novela “La mujer de treinta años”.

Entonces, ¿qué es exactamente lo que se reprocha a las solteronas y cuál es la razón del parasitismo de los solteros invocado por el autor?

En primer lugar, como se habrá adivinado, se cuestiona la no maternidad:

“Se amargan y se entristecen, porque un ser que ha fracasado en su vocación es infeliz; sufre, y el sufrimiento engendra la maldad”, escribe en “El cura de Tours”.

También se señala la ausencia de deseo y de amor.

El mensaje es claro: la mujer soltera es necesariamente un peligro para la familia, la estructura esencial para el buen funcionamiento de la sociedad tradicional.