Cómo cambiar el tipo de fibra que consumes puede mejorar tu salud digestiva


La fibra es esencial en nuestra dieta.

(MARCA).- La fibra dietética es uno de los nutrientes esenciales para la salud digestiva, aunque muchas veces pasa desapercibida. La fibra tiene beneficios clave para el sistema digestivo y el bienestar general, desde mejorar la regularidad intestinal hasta reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Sin embargo, no todas las fibras son iguales: existen dos tipos principales, la fibra soluble y la fibra insoluble, y cada una aporta beneficios específicos para el sistema digestivo y el organismo en general. Cambiar el tipo de fibra en la dieta o equilibrar su consumo puede marcar una gran diferencia en tu salud digestiva.

Cómo nos puede ayudar la fibra

Es importante, antes de elegir nuestro tipo de fibra, que cada persona tiene necesidades diferentes, y entender cómo equilibrar los tipos de fibra puede ayudar a optimizar el sistema digestivo. Algunos ejemplos de cómo el cambio en la fibra puede mejorar la digestión:

  • Para combatir el estreñimiento: aumentar el consumo de fibra insoluble puede ser especialmente útil, ya que incrementa el volumen de las heces y favorece un tránsito intestinal más rápido. Incorporar más vegetales, granos integrales y frutos secos puede mejorar significativamente la regularidad.
  • Para reducir la diarrea: la fibra soluble es ideal para personas con episodios de diarrea, ya que esta fibra absorbe el exceso de agua en el intestino y ayuda a normalizar la consistencia de las heces. Incluir alimentos como la avena y las frutas ricas en pectina (como las manzanas) puede ser de gran ayuda.
  • Para el síndrome del intestino irritable (SII): las personas con SII pueden encontrar alivio en una dieta equilibrada en ambos tipos de fibra, especialmente en fibra soluble, que reduce la inflamación y promueve un ambiente intestinal favorable para las bacterias beneficiosas.

Tipos de fibra y sus características

Uno de estos tipos es la fibra soluble , la cual se disuelve en agua formando una sustancia gelatinosa que ayuda a ralentizar la digestión y la absorción de nutrientes. Este tipo de fibra se encuentra en alimentos como la avena, las frutas (especialmente manzanas y cítricos), la cebada, las legumbres y algunas semillas como el lino y la chía.

El otro tipo de fibra es la fibra insoluble no se disuelve en agua y agrega volumen a las heces, acelerando el tránsito intestinal. Se encuentra principalmente en alimentos como el salvado de trigo, las verduras (en particular las de hoja verde y las crucíferas), los granos integrales y las nueces.