Un mes después de los terremotos que han dejado más de 46.000 muertos en Turquía, el país sigue haciendo balance de los daños y del coste político que la gestión de la tragedia puede tener para el presidente, Recep Tayyip Erdogan, de cara a las elecciones de esta primavera.
Así, la ciudad de Antioquía, la más devastada por los temblores, prácticamente presenta aún el mismo aspecto de aniquilación que tuvo inmediatemente después de los fuertes terremotos que la asolaron, salvo algunas calles principales de las que las excavadoras han retirado escombros para facilitar el tráfico.