El asesinato del Grinch terrorista


Por Ernesto Sanabria/ Secretario de Prensa de la Presidencia.

EL SALVADOR.- La Navidad siempre ha vestido de rojo las casas, el comercio, las oficinas, muchas iglesias y parques, es cierto, pero la alegría nunca fue completa para la mayoría de las familias en El Salvador por la violencia que generaban los grupos criminales, quienes tapizaban las calles con el rojo de la sangre de inocentes.

Maras y pandillas no respetaban la vida del pueblo ni en Semana Santa ni en festividades navideñas y de fin de año. Para el caso, solo entre el 31 de diciembre de 2014 y el 1.º de enero de 2015 fueron ase sinados 19 salvadoreños. En diciembre de 2015 les fue arrebatada la vida a 585.

Esa era la «democracia en paz que tanto presumian areneros y efemelenistas. Obviamente, ellos disfrutaban de la tranquilidad y la alegría de las fiestas en sus burbujas de seguridad.

En el mundo, la gente repite que Nochebuena es un tiempo de amor, renovación y paz. Sin embargo, en nuestro país fue el pueblo valiente el que renovó totalmente su esperanza y puso fin a las navidades de balas, de sangre y lágrimas, de dolor. Es entonces que, a partir de diciembre de 2019, la situación fue diferente. Había iniciado

la ruta de la verdadera paz. Ahora, todas las fiestas y periodos de vacación se viven en seguridad y tranquilidad. Las familias ahora sí pueden reunirse a celebrar, sin importar en lugar donde habiten. Nuestros compatriotas regresan a abrazar a sus seres queridos, cuando por muchos años no pudieron hacerlo. El Salvador, el honesto, disfruta sin miedo.

No ha sido nada fácil, pero gracias a Dios y al coraje de los buenos salvadore ños que depositaron su confianza en Nayib Bukele, El Salvador vive su nueva historia.

Y el presidente les ha devuelto esa confianza con creces. El pueblo es testigo de todas las batallas que ha tenido que librar para lograr lo que ahora tenemos, un diciembre con 21 días consecutivos sin homicidios. Para eso tuvo que dejar de escuchar a los organismos y ONG internacionales que preferían la tregua maldita de los efemelenistas, y activar un plan de seguridad a la medida de los problemas del país.

Es así como, con el efectivo Plan Control Territorial, que se desarrolla desde junio de 2019, y el complemento del régimen de excepción, el país transformó su rostro de ser la capital mundial de los homicidios al más seguro del hemisferio occidental.

Pero, casi resuelto en su totalidad el tema de la seguridad, el llamado es ahora a la conciencia de todos los salvadoreños, principalmente a los que manejan cualquier tipo de vehículo. La sociedad no puede per- mitirse que los muertos ahora los pongan los conductores irresponsables. No es justo.

El Gobierno también está haciendo su parte en eso. Las medidas recién aprobadas son drásticas, pero necesarias para la protección de nuestras familias. ¿Quién le devuelve la vida a un ser querido de otras familias o a las propias? Que respondan los insensatos que se oponen, como siempre, a las acciones del presidente para proteger a los salvadoreños.

Es momento de hacer una profunda reflexión, cada salvadoreño, para formar parte de esta nueva historia positiva de vida, de paz, de alegría, de amistad. Aprovechemos esta época de júbilo para proponernos un país mejor, especialmente ahora que se ha despedido al Grinch terrorista, el «bonito» regalo de ARENA y del FMLN con el que enlutaron a la sociedad por décadas.

Disfrutemos con nuestros seres queri- dos y amigos esta Nochebuena, permitien- do que el amor y la bondad de nuestro Señor Jesucristo renazca en nuestros corazones. ¡Feliz Navidad, El Salvador!

No ha sido nada fácil, pero gracias a Dios y al coraje de los buenos salvadoreños que depositaron su confianza en Nayib Bukele, El Salvador vive su nueva historia.