Mateo Sigel / Jefe de Investigación de Activos Digitales
La audaz apuesta de El Salvador por el Bitcoin y sus reformas radicales están convirtiendo al país en la historia de resurgimiento definitivo de América Latina.
CENTROAMÉRICA (VanEck).- El Salvador ha experimentado una notable transformación bajo la presidencia de Nayib Bukele, y se ha convertido en un modelo de innovación y resiliencia en América Latina. Desde la adopción del bitcóin como moneda de curso legal hasta la promulgación de reformas fiscales y sociales radicales, el país ha desafiado el escepticismo mundial. VanEck reconoció este potencial desde el principio e hizo inversiones en deuda soberana salvadoreña. A pesar del feroz repunte de estos activos, estimamos que el bono a 30 años recién emitido por el país todavía tiene un precio 200 puntos básicos más bajo que su valor justo, con rendimientos proyectados superiores al 33% durante el próximo año si los diferenciales se reducen a nuestro objetivo.
Durante nuestra visita a San Salvador la semana pasada para reunirnos con el presidente Bukele y hablar en la conferencia “Adoptando Bitcoin”, volvimos a explorar la ambiciosa visión que impulsa el futuro de El Salvador como el “Singapur de América Latina”.
El pasado de El Salvador: retos y estancamiento
Durante las décadas posteriores a la guerra civil de 1979-1992, El Salvador enfrentó desafíos abrumadores:
Luchas económicas: La deuda nacional creció del 37,8% del PIB en 2001 al 95% en 2020, mientras que el crecimiento económico promedió sólo el 2%, el segundo más bajo de Centroamérica.
Altas tasas de criminalidad: La violencia persistente y la actividad de las pandillas hicieron de El Salvador uno de los países más peligrosos del mundo, sofocando la inversión y la cohesión social.
Fuga de cerebros y migración externa: Décadas de inestabilidad provocaron la migración de más de 1,6 millones de salvadoreños al exterior, principalmente a los Estados Unidos. Esta migración externa agotó la fuerza laboral local y dejó a la economía recién dolarizada en una situación de gran dependencia de las remesas para obtener divisas, que en su punto máximo representaron el 25% del PIB (aproximadamente 8.000 millones de dólares anuales).
Las reformas de Bukele: un punto de inflexión
Desde su elección en 2019, el presidente Bukele ha remodelado El Salvador con reformas radicales y la economía ha experimentado avances significativos.
Reducción del crimen: Las tasas de homicidios se desplomaron de 51 por 100.000 en 2018 a solo 2,4 en 2023, transformando a El Salvador en el país más seguro de América Central y del Sur.
Durante el proceso de debida diligencia de VanEck, las conversaciones con los taxistas locales revelaron cómo la ofensiva de Bukele contra las pandillas ha mejorado profundamente la vida diaria de los salvadoreños comunes. Muchos conductores enfatizaron que ya no deben pagar «dinero de protección» a los grupos criminales, una carga que anteriormente consumía una parte significativa de sus ingresos. Más de un conductor compartió que sus hijos ahora pueden jugar al fútbol al aire libre por las noches sin miedo, algo inimaginable hace solo unos años. Estas historias fortalecieron nuestra convicción al destacar cómo la reducción de la delincuencia no es solo una estadística sino un multiplicador tangible y transformador del PIB para las familias y las comunidades de todo el país.
Disciplina fiscal: La relación deuda/PIB se redujo al 59% en 2024, su nivel más bajo desde 2008, gracias a 2.300 millones de dólares en refinanciación de bonos soberanos y medidas presupuestarias prudentes.
Crecimiento del PIB: Entre 2021 y 2023, el PIB creció un 19%, una aceleración significativa en comparación con los promedios anteriores a 2019.
Turismo: La participación del sector en el PIB aumentó del 11,7% en 2019 al 12,3% en 2023. De enero a julio de 2024, el número de visitantes entrantes aumentó un 22% interanual, creando 36.000 nuevos puestos de trabajo y reduciendo el desempleo al 2,76%.
Participación Laboral: La participación alcanzó 64.4%, la más alta en la historia de El Salvador.
Este conjunto de catalizadores ha llevado a Moody’s a mejorar la calificación de la deuda soberana de El Salvador de Caa3 en mayo de 2022 a Caa1 en mayo de 2024 y a S&P a elevar su calificación de CCC+ en junio de 2022 a B- en noviembre de 2023. S&P reafirmó su calificación de B- con una perspectiva «estable» en abril de 2024. Si bien estas calificaciones aún se consideran «basura», su dirección positiva afirma la estrategia de renovación financiera de El Salvador. Esperamos que las agencias de calificación sigan el ritmo de los precios de los bonos al alza y mejoren aún más la deuda de El Salvador pronto.
Crecimiento acumulado del PIB en países seleccionados de América Latina 2021 – 2023.
Bitcoin: un experimento audaz
En junio de 2021, una supermayoría del Congreso salvadoreño aprobó una ley que convertía al bitcoin en moneda de curso legal junto con el dólar estadounidense. El gobierno concibió al bitcoin como una herramienta para fomentar la inversión extranjera, ampliar la inclusión financiera de los no bancarizados y proporcionar a la nación un activo de reserva no correlacionado. El gobierno ofreció 30 dólares en bitcoin a los ciudadanos que descargaran Chivo Wallet para promover su adopción. Una investigación realizada por Yale en febrero de 2022 reveló que el 68% de los hogares conocían Chivo Wallet y el 78% de ellos lo habían descargado.
Para el año 2024, el 8% de los salvadoreños habrán utilizado Bitcoin para realizar pagos. Si bien algunos observadores internacionales inicialmente consideraron que esta cifra era modesta, creemos que representa un avance significativo para un país con tasas históricamente bajas de adopción de pagos electrónicos. La integración de Bitcoin en la vida diaria está creando una base para una mayor aceptación e innovación en la tecnología financiera.
El Salvador también ha adoptado Bitcoin como activo de reserva, con 6.150 BTC, valorados actualmente en ~$600 millones con $150 millones en ganancias no realizadas. Esta suma representa actualmente el 1,6% del PIB del país de $36 mil millones, lo que subraya el compromiso del gobierno con Bitcoin como activo de reserva. A modo de comparación, si Estados Unidos autorizara una reserva de Bitcoin de 1 millón de BTC a un precio promedio de $150.000, según la legislación que ha presentado la senadora de Wyoming Cynthia Lummis, la reserva valdría $150 mil millones, lo que representa solo el 0,57% del PIB de Estados Unidos de $26,3 billones.
El valor del bitcoin en El Salvador supera los 600 millones de dólares
La estrategia de El Salvador en materia de Bitcoin va más allá de las reservas. Hay planes para emitir mil millones de dólares en “Bonos Volcán”, la mitad de cuyas ganancias se destinarían a la compra de Bitcoin, con el objetivo de financiar el desarrollo de Bitcoin City, una zona económica futurista alimentada completamente por energía geotérmica. Esta ciudad está diseñada para atraer la inversión internacional y la innovación con cero impuestos sobre la renta, la propiedad o las ganancias de capital. Además, el gobierno ofrece un programa de “Visa de la Libertad”, que otorga la ciudadanía a las personas que donan un millón de dólares a los esfuerzos de desarrollo del país.
Si bien los Bonos Volcán aún no se han emitido, la demora refleja una combinación de prudencia estratégica (evitar la emisión adicional de deuda en un entorno de tasas de interés altas) y consideraciones geopolíticas, mientras el gobierno lleva adelante negociaciones delicadas con el FMI. Al demostrar moderación fiscal y priorizar la reducción de la deuda, El Salvador fortalece su posición negociadora y al mismo tiempo mantiene la opción de emitir los bonos en condiciones más favorables en el futuro.
La visión para El Salvador
Durante nuestra reunión con el presidente Bukele, él describió objetivos audaces pero alcanzables para posicionar a El Salvador como un centro de deslocalización de la capacidad exportadora estadounidense. Las políticas pro crecimiento, incluidas las «zonas francas» económicas, apuntan a atraer a las multinacionales en los sectores de autopartes y fabricación de tecnología al ofrecer operaciones de valor agregado libres de impuestos. Estas iniciativas ya están atrayendo inversiones, respaldadas por un mercado energético desregulado y mejoras en la infraestructura.
Bukele también destacó las importantes reservas de oro sin explotar de El Salvador, que describió como las más grandes per cápita y por milla cuadrada del mundo. Estos depósitos representan una enorme oportunidad económica, pero el gobierno izquierdista anterior prohibió las actividades mineras en 2017. Bukele expresó su intención de revertir esta ley, citando el potencial para extraer el metal de manera responsable y adhiriéndose a los estándares ambientales y de sostenibilidad modernos.
El presidente invitó a los geólogos de VanEck a investigar los yacimientos, lo que demuestra la voluntad de su administración de colaborar con expertos mundiales para descubrir este recurso. Si tiene éxito, la minería de oro podría contribuir a la transformación económica de El Salvador, sumando otra capa a los esfuerzos de diversificación del país.
La energía como catalizador del crecimiento
La ampliación de la capacidad energética es un elemento central de la estrategia económica de El Salvador. Durante nuestra reunión con un alto funcionario del gobierno en la oficina del presidente encargado de la coordinación entre la empresa eléctrica estatal y las empresas privadas, intercambiamos ideas clave sobre el panorama energético del país y su potencial para atraer industrias de alta tecnología:
Panorama energético actual:
Demanda máxima de carga base: 1,2 GW; capacidad instalada: 2,5 GW.
La energía renovable (700 MW) incluye energía geotérmica, hidroeléctrica y una planta eólica.
La energía base es principalmente hidroeléctrica y geotérmica, mientras que el búnker y el gas natural aportan 380 MW.
Desarrollos planificados:
Para 2035, El Salvador pretende ampliar la capacidad de energía geotérmica con seis o siete nuevas plantas de 50 MW.
Una inversión gubernamental de 1.000 millones de dólares financiará proyectos energéticos durante cinco años, y el 15% de la nueva generación se reservará para uso gubernamental.
Si bien 0,16 dólares por kWh de energía industrial no es barato, el alto funcionario señaló que este precio es manejable para los clientes de centros de datos con altos márgenes de ganancia. Esto es particularmente cierto dado el acceso directo a cable submarino único de El Salvador con saltos de latencia de 30 milisegundos a Miami. Según el funcionario con el que nos reunimos, esta conectividad, combinada con los incentivos fiscales del gobierno, posiciona a El Salvador como un destino competitivo para centros de datos y operaciones centradas en la IA.
La estrategia energética diversificada de El Salvador contrasta con la de su vecino Costa Rica, que enfrentó escasez de energía en 2023 debido a su excesiva dependencia de fuentes de energía renovables como la hidroeléctrica. La incapacidad de Costa Rica para satisfacer la demanda durante una estación seca puso de relieve los riesgos de desconectar la generación de electricidad impulsada por combustibles fósiles (lo que hicieron con fines «verdes») sin garantizar una generación de respaldo suficiente. En cambio, creemos que la combinación de geotermia, hidroelectricidad y gas natural de El Salvador puede proporcionar una cartera energética más resiliente capaz de respaldar el crecimiento industrial y tecnológico.
Aunque al momento de la publicación no se había anunciado ningún cliente de centro de datos en El Salvador, escuchamos que se confiaba en que los acuerdos se concretarían pronto, y que las empresas se sentirían atraídas por la infraestructura, la confiabilidad y las ventajas políticas del país. Iniciativas como la privada Volcano Energy (propiedad del gobierno de El Salvador en un 23 %), que impulsa la expansión de la energía geotérmica para la minería de Bitcoin, mejoran aún más el atractivo potencial de El Salvador para los mineros de Bitcoin y otras industrias con necesidades a largo plazo de energía sostenible y segura.
Relaciones con el FMI y EE.UU.
La audaz política de El Salvador en materia de Bitcoin y las reformas fiscales han complicado sus relaciones con los actores internacionales, en particular el FMI y Estados Unidos. Durante la administración Biden, las relaciones diplomáticas se tensaron. Se impusieron sanciones a importantes funcionarios salvadoreños y grupos de derechos humanos presionaron a Estados Unidos para que adoptara una postura más dura respecto de las agresivas políticas anticrimen del país. Como El Salvador sigue dependiendo en gran medida de las remesas (8.000 millones de dólares anuales, o el 24% del PIB), principalmente de Estados Unidos, es fundamental mantener una relación bilateral sólida.
El enfoque de la administración Biden ha creado importantes obstáculos, pero una presidencia de Trump ofrece la posibilidad de un reinicio. Con el apoyo bien documentado de Trump a Bitcoin y el enfoque en la relocalización y la “relocalización de cadenas de suministro”, El Salvador podría surgir como un socio estratégico en los esfuerzos de Estados Unidos por construir alianzas regionales. La reciente visita de los asesores de Trump a El Salvador en junio de 2024, recibida calurosamente por la administración Bukele, ha alimentado la especulación de una cooperación más estrecha en áreas como la manufactura, la energía, la migración y la minería de Bitcoin.
El papel del FMI sigue siendo central para la trayectoria financiera de El Salvador. Muchos creen que el FMI está ansioso por lograr un acuerdo antes de que la administración Trump asuma el cargo, por temor a que un cambio en la política estadounidense pueda alterar la dinámica de las negociaciones. La publicación del presupuesto de El Salvador para 2025 (un plan de gasto más austero diseñado para abordar las condiciones previas del FMI) ha sido vista como una medida para mejorar la probabilidad de ayuda. Sin embargo, la posterior amortización importante de bonos de Bukele no está prevista hasta 2027, lo que le da un margen considerable para negociar sin presiones inmediatas. ¿Por qué apresurarse a negociar cuando la posición del FMI puede cambiar tras la investidura de Trump?
Oportunidad de inversión: una decisión contraria
El reconocimiento temprano de VanEck del potencial de El Salvador se ha visto validado por el hecho de que muchos de los bonos han más que duplicado sus mínimos de 2022.
Valoración de bonos: Todavía estimamos que el bono soberano a 30 años de El Salvador tiene un precio 200 puntos básicos más barato que su valor justo.
Rendimientos proyectados: si las reformas continúan como se espera y los diferenciales se reducen a nuestro objetivo de valor justo, anticipamos un rendimiento total superior al 33% en el próximo año.
Desde la compra de BTC, la deuda salvadoreña (+18%)
Conclusión
La transformación de El Salvador es un testimonio de la audacia de las políticas y de su resiliencia. Desde las reformas fiscales hasta la adopción de Bitcoin y la innovación energética, el país ha desafiado el escepticismo mundial y ha logrado un éxito mensurable, ya sea a través del rendimiento de los bonos en dólares, el crecimiento del PIB o la valoración de Bitcoin, lo que ha impulsado sus reservas. Hasta la fecha, estos logros han sido el resultado de los esfuerzos independientes y a menudo solitarios de El Salvador, llevados a cabo frente a la oposición de los principales actores internacionales, incluido el FMI y su mayor accionista, Estados Unidos.
Sin embargo, ahora el panorama puede estar cambiando. A medida que aumenta el potencial de una cooperación más estrecha con Estados Unidos y se hace más probable la participación del FMI, El Salvador está en condiciones de pasar de una búsqueda solitaria de sus objetivos a una colaboración. Este viento de cola emergente de apoyo internacional podría eliminar uno de los últimos obstáculos del país, permitiéndole lograr una integración económica y una estabilidad aún mayores. Para los inversores, esto convierte a la deuda soberana de El Salvador en una oportunidad atractiva. Creemos que la apuesta de Bukele por el bitcoin puede servir como modelo de innovación, determinación e independencia para el mundo emergente.