Autoridades de Filipinas se mantienen en alerta ante la amenaza de su impacto.
DAK LAK, Vietnam (AP) — El tifón Kalmaegi trajo vientos feroces y lluvias torrenciales a Vietnam el viernes, causando la muerte de al menos cinco personas, arrasando casas, arrancando techos y desarraigando árboles. En Filipinas, donde la tormenta dejó al menos 204 muertos a principios de la semana, los sobrevivientes lloraron sobre los ataúdes de sus seres queridos y se prepararon para otro tifón.
A medida que la tormenta se alejaba, comenzó el trabajo de recuperación en las ciudades y pueblos afectados de ambos países. En las provincias centrales de Vietnam, la gente despejó escombros y reparó los techos de sus casas.
Jimmy Abatayo, quien perdió a su esposa y a nueve familiares cercanos después de que el tifón desatara inundaciones en la provincia central filipina de Cebú, estaba abrumado por el dolor y la culpa mientras pasaba su mano sobre el ataúd de su esposa.
“Yo pude nadar. Le dije a mi familia que nadaran, que se salvarían, solo naden, sean valientes y sigan nadando”, expresó Abatayo, de 53 años, haciendo una pausa y luego rompiendo en llanto. “No escucharon lo que dije y ahora nunca los volveré a ver”.
–Luto por los muertos en Filipinas En Cebú, 141 personas murieron, principalmente en inundaciones. Los aldeanos se reunieron el viernes para despedirse de sus muertos, incluso en un gimnasio de baloncesto convertido en funeraria donde los familiares lloraban ante una fila de ataúdes blancos adornados con flores y pequeños retratos de los fallecidos.
Un estado de emergencia nacional declarado por el presidente Ferdinand Marcos Jr. el jueves seguía vigente en Filipinas, mientras el país se preparaba para otra tormenta potencialmente poderosa, el tifón Fung-wong, conocido localmente como Uwan.
Marcos, quien visitó Cebú el viernes, declaró que un volumen inusualmente grande de lluvia desbordó diques y medidas de control de inundaciones y causó que los ríos se desbordaran rápidamente el martes, inundando comunidades residenciales cercanas, donde los residentes se apresuraron a subir a pisos superiores o techos de sus casas en pánico.
En todo el país, Kalmaegi dejó al menos 204 personas muertas y 109 desaparecidas, según la Oficina de Defensa Civil de Filipinas, y más de medio millón de personas fueron desplazadas.
Casi 450.000 fueron evacuadas a refugios, y casi 400.000 permanecieron en centros de evacuación o en casas de familiares hasta el sábado.
La oficina meteorológica indicó que Fung-wong llegaría a principios de la próxima semana y predijo que abarcaría un estimado de 1.400 kilómetros (870 millas) antes de tocar tierra el domingo por la noche o el lunes temprano en la provincia de Aurora, al norte. También podría afectar potencialmente la densamente poblada región capital de Manila.
-El impacto en Vietnam Los medios estatales reportaron que cinco personas murieron en Vietnam —tres en las provincias de Dak Lak y dos en Gia Lai— mientras que tres permanecían desaparecidas en Quang Ngai.
Cincuenta y dos casas colapsaron y casi 2.600 más resultaron dañadas o perdieron sus techos, incluidas más de 2.400 solo en Gia Lai. La tormenta también causó múltiples fallos en la red eléctrica y derribó cientos de postes de electricidad, cortando el suministro a más de 1, 6 millones de hogares. Las autoridades dijeron el sábado que se había restaurado la electricidad en la mayoría de las áreas, pero alrededor de 500.000 hogares seguían sin electricidad.
Las fábricas perdieron sus techos y el equipo resultó dañado debido a las inundaciones en la provincia de Binh Dinh.
En la golpeada Quy Nhon, los residentes se despertaron para encontrar techos de metal corrugado y artículos del hogar esparcidos por las calles. Más tarde el viernes, las familias se agolparon en un centro comercial iluminado —uno de los pocos lugares con energía de respaldo en la ciudad— aferrándose a cables de extensión enredados y sus teléfonos. Los niños se alegraron por la salida inesperada mientras los padres hacían fila en cada enchufe disponible, cargando sus dispositivos y llamando ansiosamente a sus familiares para asegurarse de que estuvieran a salvo.
A medida que los cielos se despejaron y la luz del sol apareció el viernes por la mañana, los residentes de la provincia de Dak Lak salieron a evaluar los destrozos.
REDACCIÓN AGENCIAS INTERNACIONALES.


