Lo más importante es diferenciar entre estrés agudo y crónico.
La vuelta a las rutinas de septiembre y del mes de otoño ha significado decir adiós al verano, a las vacaciones y a reducir el tiempo de ocio y descanso. Esto ha vuelto a disparar los índices de estrés en nuestro día a día.
Las estadísticas son preocupantes, porque según los últimos informes publicados aseguran que más de un 60% de los españoles se sienten bastante estresados. Un dato que empieza a ser alarmante, por las consecuencias que puede tener.
La vuelta a las rutinas de septiembre y del mes de otoño ha significado decir adiós al verano, a las vacaciones y a reducir el tiempo de ocio y descanso. Esto ha vuelto a disparar los índices de estrés en nuestro día a día.
Las estadísticas son preocupantes, porque según los últimos informes publicados aseguran que más de un 60% de los españoles se sienten bastante estresados. Un dato que empieza a ser alarmante, por las consecuencias que puede tener.
Pero, ¿el estrés es bueno o malo? Pues, hay que recurrir al que se considera el padre de este término que fue el profesor austriaco Hans Selye que fue quien lo desarrolló en el año 1935, estudiando el síndrome general de adaptación.
Selye explicó que hay un estrés agudo (eustrés) que nos ha mantenido vivos a lo largo de toda la evolución humana, porque nos ayuda a vivir, nos pone ágiles y rápidos cuando lo necesitamos, nos da una fuerza extraordinaria en algún momento puntual.
Sin embargo, hoy en día experimentamos otro tipo de estrés, muy diferente, sería un estrés crónico (distrés). Las obligaciones diarias, las lamentaciones o las preocupaciones nos llevan a algo para lo que no está preparado el cuerpo, porque no estamos relajados y eso no sería un estrés agudo. Esto, según los expertos, lo crea la mente humana que no nos da sosiego ni paz.
Claves para convertir al estrés en un aliado
«La única manera de acabar con el estrés es morir», afirma Mario Alonso Puig, médico, escritor y conferencista. Entonces, si no podemos terminar con el estrés en nuestra vida, se trata de convertirlo en un aliado, para que vaya a nuestro favor y no en nuestra contra.
El factor clave es gestionar nuestra mente, para evitar que se vaya al pasado ni tampoco al futuro, sino que esté el máximo tiempo posible en el momento presente.
Para eso, hay varias estrategias que nos pueden ayudar en nuestro día a día:
– Hacer deporte (aunque sea bailar o caminar).
– Planificar tus tareas y dividir entre lo importante y lo urgente. Crear bloques de tiempo en tu calendario y agenda del día.
– La meditación y la respiración consciente (respirar notando que estás respirando).
– Disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, como puede ser un baño relajante o un paseo por el bosque entre los árboles.
Estas prácticas y rituales de desconexión diarias nos pueden ayudar a evitar caer en el estrés crónico, que es el más dañino para nuestro cuerpo y que no nos hace vivir tranquilos.