Florida, un estado de EE.UU. donde es inmigrante alrededor del 20 % de la población, contará a partir del 1 de julio con una dura ley migratoria que, según sus críticos, “deshumaniza” a los indocumentados y perjudica a la economía local.
Las voces en contra de la ley, que se han escuchado a lo largo de todo el trámite legislativo, se acrecentaron con la llegada del texto al despacho del gobernador Ron DeSantis para su firma, que nadie duda que estampará, pues es el promotor.